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¡Alerta en tu salón de belleza! La UE prohíbe una sustancia tóxica en esmaltes de uñas y geles semipermanentes

¡Alerta en tu salón de belleza! La UE prohíbe una sustancia tóxica en esmaltes de uñas y geles semipermanentes

¿Qué es el TPO y por qué la UE lo ha prohibido?

 ¿Quién no ama una manicura perfecta y duradera? La belleza de uñas, especialmente la semipermanente y los geles, se ha convertido en una rutina de cuidado personal para millones de personas.

Sin embargo, un reciente reglamento de la Unión Europea ha puesto el foco en la seguridad de estos productos, con una noticia que está sacudiendo la industria: la prohibición total del uso de TPO (óxido de difenilfosfina), un ingrediente clave en la formulación de muchos de estos esmaltes.

Esta medida, que entró en vigor el 1 de septiembre, no es una simple regulación administrativa. Es una acción contundente basada en evidencia científica que busca proteger la salud de los consumidores y de los profesionales del sector.

 La decisión subraya una vez más la rigurosidad de la UE en materia de seguridad cosmética, demostrando que la belleza no debe ir en detrimento de nuestra salud.

¿Qué es el TPO y por qué la UE lo ha prohibido?


¿Qué es el TPO y por qué es tan peligroso?

El óxido de difenilfosfina, o TPO, es un fotoiniciador ampliamente utilizado en la industria cosmética y en otros campos. En términos sencillos, es una sustancia que reacciona a la luz ultravioleta (UV), haciendo que los geles y esmaltes se endurezcan y fijen rápidamente bajo las lámparas UV que se usan en los salones de belleza.

Es gracias a componentes como este que una manicura semipermanente puede quedar lista y seca en apenas unos minutos.

Sin embargo, a pesar de su utilidad, los informes científicos más recientes han arrojado resultados alarmantes. El TPO ha sido clasificado como una sustancia CMR, una categoría que agrupa a los químicos con las siguientes propiedades nocivas:

  • Carcinógeno (C): Son sustancias que pueden inducir el desarrollo de cáncer o aumentar su incidencia. Aunque las concentraciones en los productos cosméticos eran relativamente bajas, la exposición continua a lo largo del tiempo, tanto para clientes como para profesionales, representaba un riesgo.
  • Mutágeno (M): Tienen la capacidad de provocar mutaciones, es decir, cambios en el material genético (ADN) de las células. Estas alteraciones genéticas pueden ser el primer paso en el desarrollo de enfermedades graves, incluido el cáncer.
  • Tóxico para la Reproducción (R): Afectan negativamente la fertilidad masculina y femenina, y pueden causar daño al feto durante el embarazo, llevando a abortos espontáneos o malformaciones.

Es importante señalar que esta clasificación ha evolucionado. Hace una década, los estudios disponibles indicaban que el TPO era seguro en concentraciones inferiores al 5%, pero las nuevas investigaciones y la revisión de la evidencia han llevado a la conclusión de que su uso, incluso en pequeñas cantidades, no es aceptable bajo los estrictos estándares de la UE.

Este cambio de perspectiva científica es el motor de la nueva regulación.

¿Qué es el TPO y por qué es tan peligroso?


El impacto en la industria: de los fabricantes a los salones de belleza

La prohibición tiene un efecto en cadena que afecta a todos los eslabones del sector cosmético.

  • Para los fabricantes: Las empresas que producen esmaltes, geles y lacas semipermanentes han tenido que reformular sus productos para eliminar completamente el TPO. Esto implica una inversión significativa en investigación y desarrollo para encontrar alternativas seguras y efectivas que permitan mantener la misma calidad y durabilidad que los productos anteriores.
  • Para los distribuidores y minoristas: La prohibición es clara: a partir del 1 de septiembre, no pueden vender ni regalar productos nuevos que contengan TPO. Además, cualquier producto que haya sido adquirido antes de esa fecha no puede ser comercializado. Esto obliga a las tiendas y distribuidores a deshacerse de su stock existente, lo que genera pérdidas y la necesidad de renovar inventario con las nuevas fórmulas.
  • Para los profesionales de la belleza: Los dueños de salones y los técnicos de uñas son quizás los más directamente afectados. No solo deben dejar de comprar y recibir productos con TPO, sino que están obligados a dejar de usar los que ya tienen. La normativa exige que se desechen de manera apropiada los esmaltes y geles almacenados que contengan esta sustancia, y que se opten por alternativas ya reformuladas. Esta medida, que puede parecer drástica, es crucial para proteger a los clientes y a los propios profesionales, que están expuestos a estos químicos de manera repetitiva.

¿Qué puedes hacer como consumidor?

Como cliente de salones de belleza, esta noticia es una llamada a la conciencia y a la acción. No tienes que dejar de hacerte la manicura, pero sí puedes ser un consumidor más informado y proactivo.

  1. Pregunta en tu salón de belleza: La próxima vez que vayas a tu centro de confianza, pregunta si sus productos cumplen con la nueva normativa europea. Los profesionales deberían estar al tanto de la prohibición del TPO y usar ya las fórmulas más seguras. Si tienes dudas, puedes preguntar por las marcas específicas que utilizan.
  2. Infórmate sobre las alternativas: La industria ya ha desarrollado nuevos productos «libres de TPO». Muchas marcas han trabajado arduamente para ofrecer geles y esmaltes que logran el mismo acabado sin este componente. Busca en el etiquetado si el producto indica ser «TPO-free» o si el fabricante especifica que su fórmula ya ha sido actualizada.
  3. Opta por la transparencia: Un salón que es transparente sobre los ingredientes que usa y las medidas de seguridad que toma es un salón en el que puedes confiar. Valora a los profesionales que se han adaptado rápidamente a la nueva normativa y que pueden explicarte por qué sus productos son seguros.

En un mundo donde la cosmética avanza a pasos agigantados, es vital que las regulaciones sigan el ritmo para garantizar que la innovación no comprometa nuestra salud.

La prohibición del TPO es un claro ejemplo de cómo la ciencia y la regulación trabajan juntas para construir un entorno más seguro para todos. Es una noticia importante que, aunque pueda generar inconvenientes a corto plazo para algunos, a la larga nos beneficia a todos.

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