[ 👤 Enviado por: Carolina Villanueva]
Cada manualidad produce cambios fisiológicos siempre a través de dos tipos de acción (presentes en diferentes proporciones según la manualidad):
- Acción directa o mecánica: estímulo físico producido directamente sobre los tejidos y órganos.
- Acción indirecta o neuroreflejada: estimulación de los receptores nerviosos de la piel, el tejido conectivo, los músculos, los tendones, los ligamentos y la cápsula articular, que transmiten el estímulo al SNC, que responde provocando cambios fisiológicos de tipo reflejo incluso en órganos alejados del punto de estimulación directa.
- Desbordamiento superficial: Se realiza con la mano o ambas manos deslizándose sobre la piel, con los dedos largos unidos y el pulgar abducido; la presión ejercida equivale a la de una caricia. Sirve para distribuir el lubricante y es el primer contacto tranquilizador. Resalta las anomalías vasculares de la piel y las áreas intermitentes.
- Tocando en la superficie: se realiza de la misma manera que un toque superficial, pero con una presión mucho mayor. Si es lento tiene un efecto miorrelajante y psicorelajante (acción neurorelajante sobre el sistema nervioso vegetativo), drenaje, descamación (eliminación de células muertas de la capa córnea), mientras que si se realiza rápidamente determina una hiperemia con un aumento de la temperatura local, del tono muscular y del nivel de atención (aumento de los ritmos cerebrales).
- Embrague: Se realiza con la mano, con los dedos largos unidos y el pulgar unido o con los dedos solos (según las zonas a tratar), haciendo rotaciones, sin deslizarse, sobre la piel, de modo que el tejido subcutáneo se desliza sobre los tejidos subyacentes. Su efecto es la reabsorción de los fluidos intersticiales (elimina edemas, hematomas y catabólicos) y la resolución de las capas adheridas (para los traumas exógenos o endógenos como los desgarros musculares).
Amasar o apreta: La compresión del músculo se realiza mediante: la presión de la mano y la contrapresión del hueso subyacente, la presión de una mano y la contrapresión de la otra, la presión del pulgar y la contrapresión de los dedos largos de la misma o de la otra mano. Si se realiza en modo profundo tiene como efectos la disminución del tono muscular y, por acción neuroreflejante, la actividad cerebral, con efectos antiespasmódicos y de mejora de la circulación (importante efecto analgésico en casos de contracturas reumáticas o de fatiga) y relajantes. Si se realiza en modo superficial (pincè roulè, palpé roulè) actúa como una hiper emergencia y resuelve los casos de capas adheridas superficiales.
- Temblando: Se realiza con una mano que agarra el musculoso vientre, entre el pulgar y los largos dedos unidos, y da un movimiento transversal con respecto al segmento óseo subyacente, del tipo «va y viene». Tiene un efecto drenante y, si es leve, relajante o vigorizante, y «despertador» si es energético.
- Rodando: Se realiza con las dos manos, con los largos dedos hiper extendidos y el pulgar, que agarran el músculo y le dan giros de «ida y vuelta» alrededor del eje del hueso. Los efectos son iguales a los del temblor, pero más marcados. Además, tiene una acción fibrinolítica sobre micro cicatrices musculares y diversas adherencias.
- Golpeteo de la copa: Se realiza con las manos, con los dedos semi curvados y el pulgar aducido (como en el acto de beber de una fuente), que golpean el músculo alternativamente para tener, como efectos, un aumento de la circulación arterial (hiperemia), del tono muscular y del nivel de atención (habilidad manual útil, por ejemplo, como preparación justo antes de un gesto deportivo).
- Percusión de cúbito y daga. Se realiza con las manos, con dedos ligeramente semiflexionados, para la percusión cubital, o flexionados, para la percusión con daga, que alternan el músculo con la zona cubital del dedo V o el metacarpiano V, respectivamente. Los efectos son los mismos que los de la percusión en forma de copa, con un mayor efecto mecánico en los tejidos conectivos subcutáneos laxos, debido al efecto vibratorio.
- Vibración. Se realiza con las puntas de los dedos que imprimen profundamente una onda vibratoria, con una dirección alta → baja o tangencial a la piel. En el primer caso (alto → dirección baja), los efectos son: aumento del tono muscular y del peristaltismo, si se realiza a nivel del intestino. En el segundo caso (dirección tangencial a la piel), se produce una normalización de la densidad de la sustancia fundamental de la laxitud del tejido conjuntivo subcutáneo.
- Pellizcando: Se realiza con los primeros dedos de las manos que, alternando rítmicamente, levantan un pliegue de la piel. El efecto es la hiperemia y el aumento de la sensibilidad local (debido a la acción de un neuroriflex vasomotor), útil en el tratamiento de las hipoestesias (disminución de la sensibilidad debido a un traumatismo en el sistema nervioso periférico).
Las presiones manuales profundas, realizadas de forma estática o con movimientos lentos, además de favorecer la transformación «gel a sol» de la sustancia fundamental de la fascia conectiva (gracias a sus propiedades tixotrópicas), estimulan los mecanorreceptores de Ruffini (especialmente para las fuerzas tangenciales como el estiramiento lateral) y una parte del intersticial, «Mecanorreceptores faciales», induciendo un aumento de la actividad vaga con efectos conexos en las actividades autonómicas, incluida una relajación global de todos los músculos, así como mentales (van den Berg y Cabri, 1999).
El resultado opuesto se obtiene a través de habilidades manuales rápidas y energéticas (manipulaciones, vibraciones, pellizcos, golpes, etc.) que estimulan los corpúsculos pacini y paciniformes (Eble 1960).