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¡Cuidado con el calor! Las afecciones más frecuentes del verano y como prevenirlas

¡Cuidado con el calor! Las afecciones más frecuentes del verano y como prevenirlas

Evita estos errores comunes en verano que afectan tu salud

El verano es una estación asociada al disfrute, los viajes y la relajación, pero también es un periodo en el que se incrementan ciertos riesgos para la salud. Las altas temperaturas, los cambios en la alimentación y los hábitos, así como la exposición prolongada al sol, pueden ocasionar diversas afecciones. Una preparación adecuada, acompañada de hábitos saludables, puede marcar la diferencia entre unas vacaciones tranquilas y un verano problemático.

Dentro de este contexto, es importante tener en cuenta los problemas más comunes de salud en verano y cómo prevenirlos, tanto en adultos como en niños.Evita estos errores comunes en verano que afectan tu salud


Golpes de calor: más allá del agotamiento

Uno de los problemas más frecuentes durante los meses de verano es el golpe de calor. Este ocurre cuando el cuerpo pierde la capacidad de autorregular su temperatura y supera los 40°C.

El golpe de calor puede afectar a cualquier persona, pero es más habitual en niños, personas mayores y quienes practican actividades físicas al aire libre. Los síntomas incluyen dolor de cabeza, mareos, piel caliente y enrojecida, confusión y pérdida de conciencia.

Para evitar esta afección se recomienda:

  • Evitar salir en las horas de mayor calor (entre las 12 y las 17 horas).
  • Hidratarse constantemente, incluso si no se tiene sed.
  • Usar ropa ligera, de colores claros y transpirable.
  • Permanecer en lugares frescos o con buena ventilación.

Deshidratación: una amenaza silenciosa

La deshidratación es otra consecuencia habitual del calor extremo. Se produce cuando el cuerpo pierde más líquidos de los que ingiere, afectando su funcionamiento.

Los síntomas pueden variar desde sequedad en la boca, fatiga, orina de color oscuro, hasta confusión o mareos. En casos graves, puede requerir atención médica urgente.

Las estrategias para evitar la deshidratación incluyen:

  • Beber agua constantemente, incluso sin sentir sed.
  • Reducir el consumo de bebidas alcohólicas o azucaradas, que aumentan la pérdida de líquidos.
  • Aumentar la ingesta de frutas con alto contenido en agua como sandía y melón.
  • Prestar especial atención a los niños y personas mayores, quienes pueden no expresar la sed de forma clara.

Insolación: cuando el sol quema desde dentro

La insolación es una reacción aguda a la exposición prolongada al sol, sobre todo en horas pico. A diferencia del golpe de calor, la insolación está más relacionada con el tiempo bajo el sol directo que con la actividad física.

Puede provocar dolor de cabeza intenso, fiebre, náuseas, piel seca y caliente, y en casos graves, desorientación o pérdida de conciencia.

Para prevenirla, se recomienda:

  • Usar sombreros de ala ancha y gafas de sol.
  • Aplicar protector solar con alto factor de protección cada dos horas.
  • Evitar la exposición directa al sol durante varias horas seguidas.
  • Buscar sombra o coberturas naturales como árboles o sombrillas.

Quemaduras solares: un daño acumulativo

Las quemaduras por el sol no solo causan molestias inmediatas, sino que también dejan consecuencias a largo plazo en la piel. La exposición sin protección acelera el envejecimiento y aumenta el riesgo de cáncer de piel.

Para prevenirlas es esencial:

  • Usar protector solar adecuado al tipo de piel.
  • Reaplicarlo tras nadar o transpirar.
  • Evitar el uso de aceites bronceadores sin filtro UV.
  • No confiarse en días nublados: la radiación ultravioleta sigue presente.

Quemaduras solares: un daño acumulativo


Intoxicaciones alimentarias: cuidado con lo que se come

El calor favorece la proliferación de bacterias en los alimentos. Las intoxicaciones alimentarias son comunes en verano debido al consumo de productos en mal estado o mal refrigerados. Los síntomas incluyen náuseas, vómitos, diarreas y dolor abdominal. En casos severos, pueden causar deshidratación o infecciones graves.

Las principales recomendaciones son:

  • Conservar la cadena de frío en productos lácteos, carnes y pescados.
  • Evitar comer en puestos ambulantes sin condiciones sanitarias claras.
  • Lavarse las manos antes de comer o manipular alimentos.
  • No consumir alimentos que presenten olor, color o sabor alterado.

Picaduras de insectos: pequeñas, pero molestas

En verano, los insectos como mosquitos, abejas o avispas están más activos. Sus picaduras pueden causar desde irritación leve hasta reacciones alérgicas graves.

La prevención incluye:

  • Usar repelente adecuado para insectos.
  • Colocar mosquiteras en ventanas o puertas.
  • Evitar perfumes intensos que atraigan a los insectos.
  • Consultar al médico en caso de inflamación exagerada o dificultad respiratoria tras una picadura.

Infecciones en piscinas y playas

El agua es aliada contra el calor, pero también puede ser un foco de infecciones si no se mantienen las condiciones de higiene. Oídos, ojos y piel son zonas sensibles al contacto con agua contaminada. Los problemas más comunes son otitis, conjuntivitis, infecciones micóticas y dermatitis.

Las claves para evitarlo:

  • Evitar bañarse en lugares con agua estancada o dudosa limpieza.
  • No compartir toallas ni calzado en duchas públicas.
  • Secarse bien tras salir del agua.
  • Usar tapones oculares y auditivos si se es propenso a infecciones.

Problemas digestivos: cambios alimentarios y exceso

Las vacaciones invitan a comer fuera de casa, probar nuevos platos o consumir alimentos menos equilibrados. Todo esto puede generar molestias digestivas, acidez, hinchazón o diarreas.

Para evitar estos trastornos es recomendable:

  • Moderar el consumo de fritos, salsas y bebidas carbonatadas.
  • No realizar comidas copiosas antes de dormir.
  • Mantener un horario regular de comidas.
  • Optar por alimentos frescos y naturales siempre que sea posible.

Problemas digestivos: cambios alimentarios y exceso


Dermatitis por calor: cuando la piel sufre

También conocida como sarpullido térmico, esta afección aparece cuando las glándulas sudoríparas se obstruyen. El sudor queda atrapado bajo la piel, generando granos rojos, picazón o ardor. Afecta sobre todo a bebés y niños, pero también puede manifestarse en adultos en ambientes muy húmedos.

Para prevenirla:

  • Mantener la piel limpia y seca.
  • Evitar el uso de ropa ajustada o sintética.
  • Cambiar frecuentemente de ropa si se ha sudado.
  • Mantener espacios ventilados y frescos.

Fatiga estacional: menos energía, más irritabilidad

Aunque menos visible, muchas personas sufren de fatiga estacional. El calor excesivo, los cambios en el sueño y el aumento de actividades pueden provocar cansancio crónico, apatía e irritabilidad. Para reducir estos efectos:

  • Dormir en habitaciones frescas y oscuras.
  • Mantener una rutina de descanso regular.
  • Hacer pausas en actividades prolongadas bajo el sol.
  • Incluir frutas, verduras y líquidos que ayuden a revitalizar el organismo.

Alergias veraniegas: más que el polen

Durante el verano, ciertas plantas aumentan la dispersión de polen. También aparecen otras alergias relacionadas con alimentos, picaduras o productos cosméticos. Los síntomas más comunes son estornudos, congestión nasal, erupciones o problemas respiratorios.

Para disminuir los riesgos:

  • Evitar zonas verdes en momentos de máxima polinización.
  • Leer bien las etiquetas de protectores solares y cremas.
  • Consultar a un especialista ante reacciones nuevas o persistentes.
  • Usar gafas de sol para proteger los ojos de agentes alérgenos.

Actividad física al aire libre: beneficios y cuidados

El ejercicio al aire libre es habitual en verano, pero también puede provocar sobrecalentamiento corporal si no se toman precauciones. Es aconsejable:

  • Hacer ejercicio en horas más frescas, como la mañana o el atardecer.
  • Aumentar la hidratación antes, durante y después del esfuerzo.
  • Usar ropa técnica que permita la transpiración.
  • No exigir el cuerpo más allá de sus límites.

Actividad física al aire libre: beneficios y cuidados


Problemas en los pies: el precio del calzado informal

El uso prolongado de chanclas o calzado sin soporte puede derivar en dolores plantares, ampollas o lesiones articulares. Para evitar estas molestias:

  • Usar calzado que sujete bien el pie.
  • Alternar sandalias con zapatos cómodos y ergonómicos.
  • Revisar los pies regularmente y mantenerlos secos.
  • Consultar ante la aparición de hongos o grietas.

Consejos generales para un verano saludable

Para mantener el bienestar durante el verano, conviene adoptar hábitos preventivos simples pero efectivos:

  • Aumentar el consumo de frutas, verduras y líquidos.
  • Protegerse adecuadamente del sol.
  • Descansar lo suficiente.
  • Prestar atención a los síntomas del cuerpo.
  • Buscar atención médica si una molestia persiste o empeora.

El verano puede ser una época de disfrute y descanso, siempre que se mantenga una actitud responsable y se prevean los riesgos asociados a esta estación.


Prevenir es clave

Las altas temperaturas, la humedad, los cambios en la rutina y la mayor exposición al aire libre hacen del verano una época especialmente sensible para la salud.

“Sin embargo, la mayoría de los problemas pueden evitarse con medidas simples, si se está atento a las señales del cuerpo y se adoptan hábitos inteligentes”.

Disfrutar del verano con seguridad y bienestar es posible si se considera la prevención como parte del cuidado diario.

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